Actividad escolar interactiva debido a la Covid

Mientras les hablaba de libros y les contaba algunas anécdotas podía ver, desde la pantalla de mi ordenador, cómo la gran mayoría se interesaba por este gran mundo que a tantos nos tiene fascinados por lo que, antes de finalizar, les propuse que participasen en un concurso de relatos. He de confesar que, cuando se me ocurrió la idea, nunca imagine la gran aceptación que iba a tener y, menos aún, la cantidad de participantes que tuvo el concurso.

Me maravilló la implicación y el compromiso de todo el profesorado con dicha actividad y cómo, ante un problema técnico antes de la entrega de premios en el que les iba a dar unos pequeños consejos a los alumnos sobre cómo redactar mejor sus obras, reaccionaron con rapidez y lo organizaron todo a la perfección en una bonita actividad conjunta en el patio; tras la cual se procedió a la entrega de premios y diplomas a los participantes destacados.

He de decir que, aunque en todo concurso debe de haber un ganador, todos los participantes demostraron ser dignos de admiración pues la calidad de los relatos era excepcional teniendo en cuenta sus edades y, al igual que les dije aquel día, desde este blog los animo a seguir escribiendo y cito textualmente mis palabras:

«Todas las ideas que se os ocurran las podéis ir escribiendo y guardándolas en algún lugar especial.

Os animo a que nunca desechéis esas ideas pues nunca se sabe cuándo os dará por continuarlas y… quién sabe… a lo mejor dentro de unos años sois vosotros los que estáis en este lado de la pantalla presentando vuestro libro y animando a los más jóvenes a que escriban sus historias.»

Gracias de verdad por estos dos días fantásticos que me regalasteis alumnos y profesores del CEIP Pablo Picasso de La Línea de la Concepción.

Fred y sus juguetes

Fred, era un chico que, como ya había cumplido los 11 años y ya era mayor, iba a donar sus viejos juguetes a una guardería. “¿Estás seguro Fred?”, le decía su madre.” ¿De verdad quieres donarlos?”, le preguntaba su padre, pero la respuesta siempre era la misma: sí, segurísimo.

Un día, se levantó y notó que su cuarto era 100 veces más grande, –Qué raro–, pensó –debo de estar soñando–. Pero se pellizcó varias veces y no se despertaba. Mientras que miraba el tamaño de su habitación, notó que algo se movía entre sus sábanas.

De repente, todos sus juguetes salieron de ahí: sus soldaditos de plástico, su oso de peluche, su robot de juguete… – ¿De verdad ibas a donarnos a una guardería? – preguntaron los soldados a coro, – Pero si yo siempre dormía contigo cuando le temías a la oscuridad– le dijo el oso.

Pero Fred estaba callado, tal era el asombro de que sus juguetes pudieran hablar que no conseguía decir una palabra. –Pe, pero si, si sois ju, juguetes.

¿Cómo estáis hablando? – preguntó sorprendido.

Repentinamente, la ventana de su cuarto se abrió y un golpe de viento se los llevó fuera de la habitación. Fred y los juguetes vivieron mil y una aventuras para volver a casa: huyeron de un gran gato, surcaron un charco en barco y cruzaron una calle repleta de coches. Cuando estaban a punto de entrar, Fred se despertó. Todo había sido un sueño. Se levantó de la cama de un salto, bajó las escaleras como un rayo y vio a su padre metiendo las cajas con los juguetes en el coche.

– Papá espera, he decidido que me voy a quedar con los juguetes– gritó, –¿De verdad?– preguntó su padre extrañado. – De verdad– dijo Fred.

F I N

Hugo rojas Castellón

Podéis ver al resto de ganadores en la publicación del blog del colegio en el siguiente enlace Encuentro literario con Juan Luís Otero (ceippablopicassolalinea.blogspot.com)